Las calles de Naguanagua estaban cubiertas con el resplandeciente brillo del sol mañanero, este escoltaba a un niño que sostenía un balón en sus manos mientras aguardaba a su mamá para asistir a la práctica de su deporte favorito en la nueva academia carabobeña. Las ansias eran inmensas, el nerviosismo por conocer a sus entrenadores y compañeros era inigualable pero estos sentimientos eran secundarios gracias a las ganas de llegar al campo de su equipo.

Distintos sonidos comenzaban a llenar el ambiente a medida que este niño se acercaba al recinto, las risas de los otros infantes se unían al eco generado por los balones pateados lo cual brindaba un cálido recibimiento al recién llegado. El profesor Manuel Camarán reunía a todos en el centro del campo y con mucho ánimo daba inicio al proyecto de su vida: la academia Futbol para Todos.

El niño que se apersonaba nervioso en el campo, se sentía como en familia y había encontrado un hogar para disfrutar el deporte que tanto ama. Esto lo había logrado el profesor Camarán al materializar su sueño, un anhelo el cual finalmente tenía lugar en las canchas ubicadas detrás de la casa Don Bosco en Naguanagua. La idea nació de parte de Manuel quien de la mano con otros dos compañeros le otorgaron vida al proyecto.

Con asombro ante tal ambiente una pregunta paso por la mente del joven futbolista que se presentaba por primera vez en ese terreno, y este no dudó en preguntar a su entrenador: “¿Profesor desde cuando están aquí? ¡Me encanta este lugar!”, el instructor con una sonrisa en su rostro se dispuso a relatarle a aquel muchacho y a su madre, la historia de este sueño deportivo el cual había nacido como un campamento vacacional.

Un comienzo diferente

Los inicios del proyecto habían sido muy buenos, padres e hijos disfrutaban de la experiencia y ansiosos aclamaban al profesor Manuel la realización de tal actividad todo el año, a pesar de esto Camarán veía complicada esta labor pero el apoyo de un viejo conocido brindo ese impulso necesario para dar vida al sueño de su vida.

“En nuestro tercer año trabajaba con el profesor Rea en la Hermandad Gallega y el conocía mi deseo de montar una academia, precisamente ese día llegue al campamento y muchas personas del colegio la fe me preguntaban: ¿porque no lo realizaban todo el año?, les explique en lo que consistía. Posteriormente llegue a la Hermandad y le comente a Orlando (Rea) lo que había sucedido y este me dijo: ¿que estas esperando? Si este siempre ha sido tu sueño, este es el momento” Recordó con cierta nostalgia la mente detrás de todo esto.

2010 había sido el comienzo de todo pero fue en el año 2015 cuando su anhelo finalmente se materializaba, el nombre era el centro de discusión entre los fundadores de esta idea y entre un mar de siglas, pensamientos y palabras inconexas, Futbol para Todos fue el titulo perfecto para tan ansiado proyecto.

Rápidamente el niño interrumpió el relato del profesor Manuel para preguntar: “¿Por qué ese nombre profe?”, ante tal pregunta el instructor se sonrió nuevamente para explicar que la filosofía de la institución se basaba en esa premisa, “todo aquel que desee practicar esta hermosa disciplina es bienvenido a formar parte de la academia”.

Una expresión de asombro se dibujaba en el rostro del pequeño y su alegría se incrementaba cada vez más. Sin embargo, algunos pequeños en el lugar se encontraban sin recursos necesarios para desempeñar la práctica correctamente y esto despertó la duda de la madre del joven futbolista que no temía en preguntar sobre la situación de estos jóvenes.

Lejos de evadir la incógnita, el profesor Camarán sonreía una vez más y relataba el sistema de becas existente en la academia para así mantener vivo el sueño de todos los jóvenes futbolistas faltos de recursos para alcanzar la meta de profesionales en el deporte de sus amores.    Igualmente la academia ha ayudado a jóvenes, quienes en un principio tenían la capacidad de pagar los costos de inscripción, sin embargo, el constante aumento de los servicios generaba una complicación para estos y la mayoría decidía retirarse de la actividad.

“No vamos a permitir que alguien se vaya de la academia por no poder pagar, siempre encontraremos la manera de ayudar a los padres a cubrir el pago, pero no vamos dejar que un niño abandone la academia por no poder pagar porque no queremos que ese niño vea frustrado su sueño de ser futbolista por ese motivo” Indicó con mucha seguridad el profesor Manuel.

En las canchas ubicadas detrás de la casa Don Bosco siempre escuchan las voces de los niños de bajos recursos que asisten día a día. Sus precarias condiciones económicas no son impedimento para jugar con una sonrisa y divertirse con sus compañeros; la alegría es aún más grande cuando llega momento de participar con la academia y de esta manera obtener grandes valores necesarios para su vida.

La emoción de cada uno de ellos incrementa al observar al profesor Manuel Camaran, nunca falta un “¿Cómo esta profesor? ¿Cuándo nos toca a nosotros? Profe estoy emocionado” siempre con una sonrisa en el rostro y han sido recompensados con juegos en el equipo al formar parte de la academia en dos encuentros de desarrollo. El cariño al deporte les ha brindado un hogar y el apoyo de los padres que conforman Futbol Para Todos hacia estos niños ha sido inmenso aportándoles zapatos y otros implementos para la práctica de este deporte.

¿Son ellos? Preguntaba el niño que apuntaba hacia las canchas que se encontraban a un lado del campo en el que se encontraban; con simpatía el entrenador Camarán contestaba la duda del jovencito y su voz se entrecortaba al relatar la increíble experiencia que ha tenido con estos chicos.

Con el entrenamiento a punto de comenzar, era hora de terminar la mini entrevista en la que se había convertido la pregunta del infante. No obstante, el profesor Manuel quería aclarar el buen futuro que le esperaba a la academia Futbol para Todos y los planes que existían para el desarrollo de los niños que constantemente asistían con ansias a la práctica de su deporte favorito.  Una sonrisa fue la culminación de este encuentro y el sonido del silbato daba inicio a la nueva aventura del nuevo integrante de este proyecto.

 “Sueñen, sueñen mucho, porque si soñamos lograremos todo. Pero si no soñamos, nunca lograremos nada”    

Otras historias
Invasión Animal
Carlitos Feo: Béisbol a todo pulmón
Un barco muy antiguo
Charlie Bolaños: las vueltas de la vida